martes, 19 de septiembre de 2017

PLE

La eclosión de las nuevas tecnologías ha hecho que tengamos que replantearnos cómo hacemos las cosas en muchos ámbitos de nuestra vida, y uno de ellos es el de la educación. Más concretamente, el cómo aprendemos. De ahí que resurja con fuerza el concepto de “entorno personal aprendizaje” (EPA) o PLE (Personal Learning Enviroment, en inglés) que, aunque siempre ha existido —aunque no éramos tan conscientes de él—, ahora se redefine para integrar las múltiples posibilidades que ofrece Internet  y las nuevas herramientas digitales.
Pero, ¿qué es un EPA? Un EPA no es otra cosa que el “conjunto de fuentes de información, herramientas, conexiones y actividades que cada persona utiliza de forma asidua para aprender”, según explican Linda Castañeda y Jordi Adell en su libro Entornos personales de aprendizaje: claves para el ecosistema educativo en red. Es decir, es un entorno que incluye todos aquellos recursos que nos ayudan a buscar, organizar, producir y compartir información y conocimiento.
Antes, estos entornos estaban integrados por lo que leíamos en libros y otras publicaciones; lo que nos llegaba a través de los medios de comunicación tradicionales, como la radio o la televisión; y nuestros contactos (docentes, familia, colegas). Eran algo muy sencillo, sobre lo que  no se reflexionaba demasiado.
El desarrollo de Internet, sin embargo, ha multiplicado las posibilidades de aprendizaje. En la Red existen miles de fuentes de información y herramientas digitales que podemos consultar y utilizar, así como redes sociales y plataformas donde podemos contactar con otras personas para crear y compartir información.
Esta sobreabundancia de recursos ha hecho que nuestros entornos personales de aprendizaje sean más mucho más ricos y complejos. De ahí nace la necesidad de que tengamos que pensarlos, gestionarlos y explicitarlos.
¿Cómo crear y organizar un PLE?
Aunque un EPA es “personal” por definición, y por tanto, la persona que lo crea puede organizarlo y gestionarlo como más se ajuste a su modo de aprender, si queremos que este sea completo debe contar al menos al menos con tres partes:
  1. Fuentes de información: los sitios y actividades de los que obtenemos información. Pueden ser medios online, bibliotecas digitalizadas, blogs que solemos consultar, canales de YouTube o Vimeonewsletters, programas de televisión subidos a la Red. Si tienes muchas fuentes, incluso puedes organizarlas en algún lector de RSS, como Feedly o TheOldReader. Eso sí, intenta seleccionarlas bien para no ahogarte en un mar de información que luego no seas capaz de gestionar.
  2. Herramientas con las que modificamos la información: son aquellas herramientas digitales o programas que nos permiten trabajar la información obtenida y crear contenidos para aprender. Por ejemplo, herramientas para crear blogs, como Blogger o WordPress; presentaciones, como Prezi o SlideShare; vídeos, como WeVideo o PowToon…. Existen infinidad de posibilidades.
  3. Red personal de aprendizaje o Personal Learning Network (PLN): formada por aquellas personas con las que compartimos nuestro conocimiento y experiencias o colaboramos en la creación de nuevos objetos de aprendizaje. Podemos conectarnos a ellas a través de las redes sociales, como TwitterFacebook o LinkedIn; foros o comunidades virtuales; entornos colaborativos, como los que facilita Google, u otro tipo de herramientas, como Skype.
Es importante definir cada una de ellas. Así, una vez hemos tomado conciencia de todos los recursos que usamos habitualmente para aprender, solo nos queda explicitarlos a través de alguna herramienta que nos permita gestionarlos y visualizarlos fácilmente. Algunas de las más utilizadas son SymbalooNetvibes o Pearltrees.
Tres consejos para empezar
  1. Créalo poco a poco. No se trata de recopilar herramientas a lo loco o de comenzar a crear en las redes perfiles que luego dejarás abandonados. Si no estás formado, refuerza tu competencia digital poco a poco, e incluye solo aquellas fuentes, herramientas o redes que utilices y te sean útiles.
  2. Siempre en construcción. El EPA es un organismo vivo. Conforme aprendes hay recursos que dejarás de usar o sustituirás por otros más avanzadas o ajustados a tus contenidos. También incluirás nuevas fuentes, contactos y herramientas que vayas descubriendo.
  3. No te olvides de compartir. Además de obtener información de tus contactos en las redes, es importante que compartas con los demás tus actividades, experiencias y conocimientos. Incluso puedes compartir tu PLE. Puedes hacerlo a través de tus perfiles en redes sociales, o desde tu propio blog. De este modo, todos aprenden: los contactos de tu red de aprendizaje, y tú, a través de su respuesta y comentarios.
¿Por qué es importante para aprender y enseñar?
Un PLE nos sirve para aprender  a lo largo de toda la vida, a nuestro propio ritmo y según nuestras necesidades. Es importante para los alumnos, porque aprenden a aprender y descubren por sí mismos todo el mundo de posibilidades que les ofrece la Red, como fuente de conocimiento. Les obliga a seleccionar y organizar las fuentes, a ser críticos con las que eligen, y a utilizar nuevas herramientas para expresar su conocimiento de distinta forma. También a conectar con expertos en temas que les interesan, a hacerse preguntas y a plantearlas con el objetivo de aprender.
Estas opciones de aprendizaje, obligan a los profesores a estar un paso por delante y señalar todas estas posibilidades a los alumnos. A actualizarse, desarrollar su competencia digital, y descubrir que a partir de las herramientas que les brinda Internet pueden encontrar nuevas formas de plantear los contenidos y de evaluar a los alumnos. A través del contacto con otros expertos, además, pueden aprender y adquirir formación en nuevos métodos pedagógicos que les sirvan para ir más allá y llevar el aprendizaje en el aula escalón más arriba. En definitiva, los PLE, ayudan a que tanto alumnos como profesores optimicen, disfruten y compartan su aprendizaje.

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